lunes, 6 de octubre de 2008

μεταφορά (o de qué creo que va todo esto, parte II)

Unas entradas más abajo, me vi hablando de uno de esos textos a los que siempre vuelvo. Ahora, lo que tengo entre manos es un texto distinto. No uno de los textos a los que se vuelve una y otra vez, sino, más bien, uno de estos vectores de reflexión que parece que te pillan por sorpresa, te asaltan, te gritan algo a la cara, y te hacen volver la cabeza y verte relacionando y conectando puntos e ideas que ya no recuerdas cuánto tiempo has tenido delante de tus narices.

Como en eso de lo recurrente es difícil, si no imposible, determinar un punto de origen, aquí voy a tener que plantear un punto de arranque un poco "a dedo".

Así que vuelvo al verano del 2005, mi primera visita a Grecia, paseando por las calles de Atenas e intentando, sin éxito, rememorar lo que podía del Griego que había dado en 3º de B.U.P. En un momento determinado, mi mirada se posó sobre un letrero, creo recordar que fue en el metro. "Juraría que aquí pone "metáfora", pensé, y lo comenté con mi compañera. Media hora más tarde, en otro lugar distinto, pero todavía con la duda en la cabeza, pensé que eso tenía mucho sentido. ¡Claro que "metáfora"! Era, evidentemente, una referencia al transporte público. Metáfora = traslación, transposición, desplazamiento = transporte. ¿No? Las fuentes etimológicas del término se perdían en el pasado, pero no tanto como para no estar relacionadas con algo muy mundano. Lo hablamos con mi compañera, y el descubrimiento pasó a ser una de tantas anécdotas que aquel día ahogamos con una espléndida comida griega y un par de litros de retsina. Un par de meses más tarde, la anécdota se perdía entre el mar de recuerdos y momentos especiales que nos dan todos los viajes, y, por supuesto, quedó relegada a algún oscuro rincón de la memoria.

Hasta que, unos meses atrás, visitando a una amiga en Amsterdam, di con "F.R. David", la indescriptiblemente fantástica publicación de De Appel Institute. (A cuyo diseñador y miembro del equipo redactor, Will Holden, tuve la suerte y el placer de conocer hace poco en un seminario en el Centro de Arte Montehermoso de Vitoria).

La publicación, el cuarto volumen en la serie, mantenía la línea editorial de los anteriores - se componía, más que de un orden estricto de textos y argumentos, de una serie de ensayos, citas, frases, una especie de mash-up textual que ofrecía la mejor manera de todos de seguir un argumento complejo y rico en matices.

Entre los distintos fragmentos, di con uno de Michel de Certeau. Más específicamente, se trataba de "Spatial Stories", un ensayo en el que, evidentemente, mi lectura algo apresurada de "The Practice of Everyday Life" no se había detenido mucho.





Pues bueno, el Sr. De Certeau había deparado, también, en el curioso origen del término "metáfora":

"En la Atenas moderna, los vehículos de transporte público se llaman metaphorai. Para ir a trabajar o volver a casa, uno coge una 'metáfora' - un autobús, o un tren."

y luego sigue:

"Las historia podrían adoptar esta noble denominación: cada día, atraviesan y organizan lugares; los eligen y los conectan; los convierten en frases e itinerarios. Son trayectorias espaciales.

(...)


Todas las historias son historias de viaje - una práctica espacial. (...) Estas aventuras narradas que simultáneamente producen geografías de acción y desplazamientos por los lugares comunes de un orden, no son simplemente un 'suplemento' a los enunciados y retóricas pedestres. No se sienten satisfechas con esto último y su transposición al campo del lenguaje. En realidad, las historias organizan los paseos. Ellas hacen el viaje, antes o durante el tiempo en el que los pies lo realizan."



Ciertamente, llevar la connotación de "transporte" de la metáfora hasta la hipótesis de que toda ficción es, de alguna manera, un viaje ya era suficiente para dejarme completamente patidifuso. Era como si alguien me hubiera echado un cubo de agua fría en la cara.

Por supuesto, para De Certeau, esto no es más que el punto de arranque - y el ensayo bien merece una lectura detenida; más adelante, traza un importante distinción entre "espacio" y "lugar", en el sentido de que el primero es producido por las prácticas sociales del segundo, y, cómo no, lleva todo al terreno al que se dirige todo el libro - hacia los ignorados poderes de las prácticas sociales cotidianas.

Pero a mí me hizo volver sobre todo lo que se ha tratado en este proyecto y este blog, todas las referencias, todos los enlaces, todas las perspectivas y metodologías distintas que estamos observando, y me está haciendo verlo todo otra vez con otros ojos.