martes, 23 de julio de 2013

Ultra-red: «Protocolos para un paseo sonoro» (2012)


(Fragmento del tercer capítulo de «Five Protocols for Organized Listening (with Variations)», 2012. Traducción preliminar de Kamen Nedev.) 

De uso muy común al inicio de una investigación, un paseo sonoro proporciona un medio accesible para que un grupo de personas entren en la interacción entre experiencia y reflexión. El acto físico de conectar un ambiente espacial con otro opera en paralelo al acto discursivo de entrelazar diferentes experiencias y recuerdos.

Los paseos sonoros beben del extenso campo de prácticas ambulantes en el arte de vanguardia y en las políticas espaciales. Las prácticas ambulantes se mueven entre la recepción y la acción en la vida cotidiana, al abstraer patrones familiares de movimiento para qué ha sido ignorado, o para escuchar aquello que no había sido escuchado. Pero no todos los paseos son iguales. Relacionamos el paseo sonoro con el proyecto «Walking Archive» del artista argentino Eduardo Molinari. Ni nómada ni errante, Molinari describe cómo va «de un sitio a otro, de una persona a otra, de una generación a otra, llevando a cuestas - como mulas - poder/recuerdos, cargas que se ven como valiosas y hasta secretas, a través de territorios que son difíciles de atravesar, y creando una noción de movimiento en la que es esencial saber cuándo moverse y cuándo parar.»

En palabras del artista sonoro Terre Thaemlitz, «Rutas, no raíces». Esta diferenciación sitúa el paseo sonoro en línea con procesos de organización política en la que los organizadores van de puerta en puerta, de vecindario a vecindario, escuchando el lenguaje usado por la gente para comunicar sus experiencias. Bebiendo de la perspectiva migrante, la compositora Hildegard Westerkamp describe el paseo sonoro como una manera de comprender el paisaje, tal y como se aprende un idioma y cómo se habla: «caminando con cuidado, con curiosidad y con la mente abierta». Es una escucha incorporada, que sostiene la lucha por el habla dentro de los ecos del espacio y del tiempo.

/ PROTOCOLOS PARA UN PASEO SONORO / ha sido compuesto por Ultra-red para que grupos pequeños observen, a través de la escucha, el desplazamiento que van a realizar juntos a través de un contexto y una coreografía específicas. 

[Londres, 30 min, 04. 04. 2009]


1. Formad varios grupos pequeños de tres a seis personas.

2. Elegid a una persona que lleve la cuenta del tiempo para cada grupo pequeño.

3. Caminad hacia un lugar cercano que tenga un ambiente distintivo.

4. Permaneced en silencio durante cuatro minutos y treinta y tres segundos.

5. Grabad el sonido del grupo escuchando en silencio.

6. Anunciad «¡Tiempo!», y volved a la sala.


III.1 protocolos para un paseo sonoro, variación de Londres, anotados por Dont Rhine.

En los quince años desde la fundación de Ultra-red por dos activistas anti-SIDA en Los Ángeles, el colectivo ha crecido, con miembros en Norteamérica y Europa. Varios miembros nunca se han conocido en persona. Aun así, la problemática de nuestra práctica ha empezado a alcanzar un nivel de claridad, con equipos relativamente autónomos que trabajan con diferentes grupos constituyentes. Cuando el empresario del mundo del arte londinense Alex Sainsbury invitó Ultra-red para que fueran los primeros artistas en residencia en su nuevo espacio expositivo, Raven Row, parecía un cruce de caminos interesante en el que reunir a nuestros miembros para que reflexionaran sobre qué habían aprendido. Parte del plan implicaba facilitar un taller de varias sesiones sobre investigación sonora. Abierto a activistas, artistas, y estudiantes locales, el taller atrajo participantes de diversos ámbitos de trabajo.

El compositor y teórico del paisajismo sonoro R. Murray Schafer una vez sugirió que la diferencia entre un paseo de la escucha y un paseo sonoro tiene que ver con el papel que juega la partitura.  El paseo de ecucha implica moverse «despreocupadamente» a través del ambiente, guiados por el deseo espontáneo de los oyentes (à la, a dérive). En cambio, un paseo sonoro interpreta una partitura, unas instrucciones, o unos protocolos. PAra el paseo sonoro que empezó en las sesiones de Raven Row usamos protocolos proporcionados por la seminal composición de escucha en silencio de John Cage, «4' 33"». Cuatro miembros de Ultra-red acompañaron grupos de participantes en el taller a diferentes lugares del vecindario para interpretar la pieza de Cage. Janna Graham dirigió un grupo a una plaza rodeada de torres financieras.  Elliot Perkins dirigió su grupo al recién reformado Old Spitafields Market. Leonardo Vilchis acompañó a un grupo a Christ Church, en Commercial Street. Y Manuela Bojadžijev se quedó con su grupo, rodeada por el estruendo de la estación de metro de Liverpool Street.  Al volver a nuestra sala de trabajo, los participantes trazaron mapas de sus posiciones subjetivas, basados en lo que habían escuchado. Mientras algunas personas identificaron las fuentes específicas de los sonidos, otras inmediatamente señalaron narrativas de gentrificación, deslocalización, y hasta de terror.  A medida que las sesiones del taller avanzaban durante las siguientes semanas, se hizo evidente para todo el mundo que, mientras Ultra-red funciona como un colectivo, estábamos, en gran medida, insertándonos en un proceso al facilitar el taller. Nuestro proceso de aprendizaje de cómo aprender a trabajar juntos era la imagen en el espejo del mismo proceso para los participantes. Durante la segunda sesión  del taller, el participante Chris Jones hizo la pregunta clave: «¿Qué queréis de nosotros?». Con el tiempo, varios participantes en el taller colaborarían con Ultra-red en nuestras investigaciones sobre narrativas de educación radical.  Chris Jones se uniría al colectivo como miembro estable.